En las últimas semanas, la brecha entre el valor del dólar oficial y el paralelo en Venezuela ha comenzado a abrirse nuevamente, generando una situación compleja que parecía haber quedado atrás tras meses de relativa estabilidad cambiaria. Este resurgimiento ha llevado a muchos comerciantes, incluso en sectores formales, a emplear distintas tasas de cambio, a pesar de estar obligados a utilizar la referencia publicada por el Banco Central de Venezuela (BCV). Actualmente, el dólar paralelo se sitúa en unos 44 bolívares, mientras que la tasa oficial, utilizada como referencia para el pago de bienes y servicios, ronda los 36,9 bolívares.
El uso de múltiples tasas no es solo una práctica común en comercios informales, sino que ha comenzado a extenderse en sectores formales donde los comerciantes justifican la diferencia debido a los precios impuestos por los proveedores. Esta situación ha generado preocupación entre los ciudadanos, quienes denuncian la irregularidad del cobro de bienes en divisas a tasas más elevadas que las oficiales. A pesar de las medidas impuestas por el gobierno para controlar este desajuste, el problema sigue creciendo, afectando a la economía local.
NEGOCIOS APLICAN DISTINTAS TASAS A PESAR DE LAS NORMAS
A pesar de que la normativa exige a los comercios utilizar el tipo de cambio publicado por el BCV, muchos establecimientos, especialmente en zonas comerciales concurridas de Caracas, utilizan diferentes tasas que varían entre 37 y 40 bolívares. Los vendedores informales, conocidos por trabajar al margen de la regulación, llegan a aplicar tasas aún más elevadas, alcanzando hasta 42 bolívares por dólar, como lo constató la agencia Efe en varias inspecciones en la capital.
La razón detrás de esta práctica radica en los costos a los que se enfrentan los comerciantes al adquirir productos de los proveedores. Estos últimos suelen fijar el precio de la mercancía según la tasa del mercado paralelo, lo que empuja a los comerciantes a aplicar un precio intermedio entre la tasa oficial y la paralela para evitar pérdidas. “Si cobramos al precio oficial, no obtenemos ganancias, y nadie compra”, mencionó el encargado de una zapatería, quien aseguró que calcula el dólar a 40 bolívares para mantener la estabilidad de su negocio.
Este escenario se replica en otras regiones del país, donde los comerciantes aplican tasas paralelas, generalmente entre 40 y 43 bolívares, sin mostrar abiertamente estas tarifas a los consumidores. Aunque los controles gubernamentales se han intensificado, la realidad es que muchos negocios prefieren ajustar sus precios en función del dólar paralelo para evitar desabastecimientos y poder pagar a sus proveedores.
COMERCIOS ESCONDEN EL PRECIO REAL DEL DÓLAR
A pesar de la presión de la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) y de la activación del “Plan Nacional de Verificación del Cumplimiento de la Tasa”, muchos comercios han optado por esconder la verdadera tasa a la que venden sus productos. En localidades como Maracaibo o el estado Trujillo, los dueños de comercios informan a los clientes el valor del dólar solo cuando se les pregunta, sin exhibir públicamente la tasa que utilizan, como exige la normativa vigente. En esos casos, los precios oscilan entre los 38 y 43 bolívares, lo que genera desconcierto y desconfianza entre los consumidores.
Esta práctica no solo afecta a los ciudadanos que buscan adquirir bienes y servicios, sino que también debilita la transparencia del mercado. A medida que la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo crece, la incertidumbre en los consumidores aumenta, sobre todo cuando los precios cambian de un comercio a otro sin previo aviso o justificación clara. La falta de uniformidad en la aplicación de la tasa oficial también genera problemas a largo plazo para la economía, ya que fomenta el uso de un mercado cambiario que escapa del control estatal.
LA INFLUENCIA DEL DÓLAR PARALELO EN LA ECONOMÍA
El dólar paralelo ha sido una constante en la economía venezolana durante los últimos años, y aunque el gobierno ha intentado controlarlo, su influencia sigue siendo considerable. Los comerciantes argumentan que no pueden mantener sus precios a la tasa oficial si deben pagar a los proveedores en el mercado paralelo. Este desajuste entre los distintos mercados crea un círculo vicioso en el que los precios en bolívares se disparan, afectando directamente el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Muchos venezolanos dependen de las remesas enviadas desde el exterior, lo que les obliga a cambiar sus dólares al valor paralelo para obtener una mayor cantidad de bolívares. Sin embargo, esta dinámica también encarece los productos en los comercios, que ajustan sus precios a la tasa paralela para mantener márgenes de ganancia. La crisis económica que enfrenta el país ha obligado a muchos a adoptar el dólar como moneda de referencia para prácticamente todas las transacciones, lo que profundiza aún más la dependencia del valor fluctuante del dólar paralelo.
LAS CONSECUENCIAS PARA LOS CONSUMIDORES
La diferencia entre las tasas oficiales y paralelas tiene un impacto directo en el bolsillo de los consumidores, quienes deben enfrentar precios inflados debido a la inestabilidad del mercado cambiario. Ana Rosa Blanco, una ama de casa de 55 años, expresó su frustración al encontrarse con tiendas que cobran precios en dólares calculados con diferentes tasas. “Es injusto que unos cobren a 40 bolívares y otros a 36, como lo establece el BCV. Debería haber más control”, dijo en una entrevista a Efe.
La falta de control sobre los precios en dólares ha llevado a muchos venezolanos a limitar sus compras, optando por adquirir solo lo estrictamente necesario. En un contexto donde el salario mínimo sigue siendo insuficiente para cubrir las necesidades básicas, los consumidores enfrentan una doble batalla: lidiar con la inflación y con la incertidumbre de los precios en dólares, que cambian de un día para otro según el comportamiento del mercado paralelo.
LA POSICIÓN DE LOS COMERCIANTES FRENTE A LA CRISIS
Muchos comerciantes, especialmente aquellos con negocios formales, afirman que preferirían seguir las directrices del gobierno, pero las circunstancias económicas los obligan a actuar de manera diferente. José, un comerciante de 70 años, mencionó que aunque su negocio se esfuerza por respetar la normativa del BCV, en ocasiones se ven obligados a ajustar el precio del dólar por encima de la tasa oficial para mantener la viabilidad del negocio. “Si no lo hacemos, simplemente no podemos vender”, dijo.
Este dilema refleja la difícil situación que atraviesan los pequeños y medianos empresarios en Venezuela, quienes deben equilibrar la necesidad de mantenerse a flote con las restricciones impuestas por las autoridades. Aunque muchos apoyan la idea de un control más estricto sobre las tasas de cambio, otros consideran que es necesario un enfoque más flexible que les permita operar sin sufrir pérdidas significativas.
¿QUÉ OPINAS?
¿Te has encontrado con diferencias en las tasas de cambio al comprar? ¿Crees que el dólar paralelo seguirá afectando los precios en Venezuela? ¿Has tenido que pagar más por productos debido a la tasa paralela? ¿Deberían los comercios seguir estrictamente la tasa del BCV? ¿Cómo te afecta personalmente la brecha entre el dólar oficial y el paralelo? Déjanos tus comentarios y comparte tu opinión con nosotros. ¡Te leemos!
Muchas gracias por leerme. Hasta pronto.
Redacción de rdndigital.com con información de elnacional.com
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