La fibromialgia es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en el mundo y que se caracteriza por dolor generalizado, fatiga, problemas de sueño, memoria y ánimo. A pesar de su alta prevalencia, la fibromialgia sigue siendo una enfermedad poco conocida y mal entendida, tanto por los pacientes como por los profesionales de la salud. En este artículo te explicamos todo lo que necesitas saber sobre la fibromialgia: qué es, qué la causa, cómo se diagnostica, cómo se trata y cómo se puede prevenir.
¿QUÉ ES LA FIBROMIALGIA Y CÓMO SE MANIFIESTA?
La fibromialgia es un trastorno del sistema nervioso central que altera la forma en que el cerebro procesa las señales de dolor y de no dolor. Esto provoca una hipersensibilidad (alodinia) e hiperalgesia (exageración del dolor) en múltiples puntos del cuerpo, llamados puntos sensibles o tender points. Estos puntos se localizan en áreas como el cuello, los hombros, la espalda, las caderas, los brazos y las piernas. El dolor suele ser constante, difuso y variable en intensidad, y puede empeorar con el estrés, el frío, la humedad o el esfuerzo físico.
Además del dolor, la fibromialgia se acompaña de otros síntomas que afectan a la calidad de vida de los pacientes. Estos síntomas son:
- Fatiga crónica o cansancio extremo que no mejora con el descanso.
- Problemas de sueño o insomnio, que impiden tener un sueño reparador y profundo.
- Dificultades cognitivas o fibroniebla, que dificultan la concentración, la memoria y el aprendizaje.
- Alteraciones del estado de ánimo, como ansiedad, depresión o irritabilidad.
- Síntomas somáticos, como dolores de cabeza, síndrome de colon irritable, cistitis intersticial, síndrome de piernas inquietas o trastornos de la articulación temporomandibular.
La fibromialgia afecta más a las mujeres que a los hombres, y suele aparecer entre los 30 y los 50 años de edad. Sin embargo, también puede afectar a niños, adolescentes y ancianos.
¿QUÉ CAUSA LA FIBROMIALGIA Y CÓMO SE DIAGNOSTICA?
La causa exacta de la fibromialgia se desconoce, pero se cree que hay varios factores que pueden contribuir a su desarrollo. Estos factores son:
- Genéticos: hay evidencia de que la fibromialgia tiene un componente hereditario y que existen ciertos genes que predisponen a padecerla.
- Ambientales: hay factores externos que pueden desencadenar o agravar la fibromialgia, como traumatismos físicos o psicológicos, infecciones virales o bacterianas, estrés emocional o cambios hormonales.
- Psicológicos: hay factores internos que pueden influir en la percepción y el manejo del dolor, como la personalidad, el estado de ánimo, las creencias o las expectativas.
- Neurobiológicos: hay alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso central que afectan al equilibrio de ciertos neurotransmisores (como la serotonina, la noradrenalina o la dopamina) y a la regulación del sistema inmunológico y del sistema endocrino.
El diagnóstico de la fibromialgia es clínico, es decir, se basa en los síntomas y en el examen físico del paciente. No hay ninguna prueba específica que pueda confirmar o descartar la enfermedad. Sin embargo, se pueden realizar algunas pruebas complementarias para descartar otras enfermedades que puedan tener síntomas similares o asociados a la fibromialgia. Estas pruebas pueden ser análisis de sangre, radiografías o resonancias magnéticas.
El diagnóstico de la fibromialgia suele ser difícil y tardío, ya que los síntomas son muy variados y pueden confundirse con otras patologías. Además, muchos pacientes no reciben una atención adecuada o sufren el estigma y la incomprensión de su entorno. Por eso, es importante acudir al médico ante la sospecha de fibromialgia y buscar un especialista que tenga experiencia en el manejo de esta enfermedad.
¿CÓMO SE TRATA LA FIBROMIALGIA Y CÓMO SE PUEDE PREVENIR?
La fibromialgia es una enfermedad crónica que no tiene cura, pero que se puede tratar y controlar con un abordaje multidisciplinar e individualizado. El tratamiento de la fibromialgia tiene como objetivos aliviar el dolor, mejorar la calidad del sueño, aumentar la capacidad funcional, reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.
El tratamiento de la fibromialgia se basa en cuatro pilares fundamentales:
- El tratamiento farmacológico: consiste en el uso de medicamentos que ayudan a controlar el dolor, la fatiga, el insomnio y la depresión. Estos medicamentos pueden ser analgésicos, antiinflamatorios, antidepresivos, anticonvulsivos o relajantes musculares. El médico debe prescribir el tipo, la dosis y la duración de los medicamentos según las necesidades y las características de cada paciente.
- El tratamiento no farmacológico: consiste en el uso de terapias alternativas o complementarias que ayudan a mejorar el bienestar físico y emocional. Estas terapias pueden ser fisioterapia, acupuntura, masajes, hidroterapia, termoterapia o electroterapia. Estas terapias deben ser realizadas por profesionales cualificados y supervisadas por el médico.
- El tratamiento psicológico: consiste en el uso de técnicas psicoterapéuticas que ayudan a mejorar la autoestima, la confianza, la motivación y la resiliencia. Estas técnicas pueden ser terapia cognitivo-conductual, terapia de aceptación y compromiso, mindfulness o hipnosis. Estas técnicas deben ser aplicadas por psicólogos especializados y adaptadas a las necesidades y los objetivos de cada paciente.
- El tratamiento educativo: consiste en el uso de estrategias educativas que ayudan a mejorar el conocimiento, la comprensión y el manejo de la enfermedad. Estas estrategias pueden ser programas de educación sanitaria, grupos de apoyo, asociaciones de pacientes o recursos informativos. Estas estrategias deben ser facilitadas por profesionales sanitarios y fomentar la participación activa y responsable del paciente.
La prevención de la fibromialgia es difícil, ya que no se conoce su causa exacta ni se puede evitar su aparición. Sin embargo, se pueden adoptar algunos hábitos de vida saludables que ayuden a reducir el riesgo o la severidad de la enfermedad. Estos hábitos son:
- Seguir una dieta equilibrada y variada, rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado y frutos secos. Evitar el consumo excesivo de grasas saturadas, azúcares refinados, sal y alcohol.
- Practicar ejercicio físico moderado y regular, siempre adaptado a las condiciones y capacidades de cada persona. El ejercicio ayuda a mejorar la circulación sanguínea, la oxigenación de los tejidos, la flexibilidad muscular, la fuerza ósea y el estado de ánimo.
- Dormir lo suficiente y tener una buena higiene del sueño. Evitar los factores que puedan alterar el sueño, como el ruido, la luz, el calor o el frío. Mantener unos horarios regulares para acostarse y levantarse. Evitar las siestas prolongadas o las actividades estimulantes antes de dormir.
- Controlar el estrés y la ansiedad. Aprender técnicas de relajación, respiración o meditación que ayuden a liberar las tensiones y a calmar la mente. Buscar actividades que generen placer, satisfacción o diversión. Evitar las situaciones conflictivas o las personas tóxicas.
- Cuidar las relaciones sociales y familiares. Buscar el apoyo y la comprensión de las personas cercanas. Expresar los sentimientos y las emociones. Pedir ayuda cuando sea necesario. Participar en actividades grupales o comunitarias.
¿Y TÚ QUE OPINAS?
¿Qué opinas sobre este artículo sobre la fibromialgia? ¿Conoces a alguien que la padezca o la hayas padecido tú mismo? ¿Qué consejos le darías a alguien que sufre de fibromialgia? Déjanos tu comentario.
Muchas gracias por leerme. Hasta pronto.
Redacción de rdndigital.com
Con información de sabervivir.es
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