
Jesús Riaño, más conocido como Jesús Quesillo, ha dedicado casi diez años a perfeccionar no solo la receta de su quesillo, sino también su técnica de venta, cautivando a todos con su carisma y sonrisas generosas.
Sus quesillos, que promete superan a la leche asada colombiana, se han convertido en un fenómeno viral, con videos que alcanzan los 27 millones de visitas. Con más de 12 puestos de venta, su ambición es tener presencia en cada rincón de Colombia.
UNA NUEVA VIDA LEJOS DE CASA
A los 19 años, Jesús decidió emigrar de Venezuela, aprovechando su doble nacionalidad para buscar un futuro prometedor en Colombia, un país que, a pesar de sus desafíos, le ofrecía más oportunidades que su tierra natal.
Criado en un hogar humilde, Jesús aprendió desde pequeño el valor del trabajo duro junto a su padre, quien tenía un exitoso puesto de quesillos. Aunque inicialmente reacio, hoy Jesús se enorgullece de seguir los pasos de su padre, convirtiéndose en un referente de los quesilleros en Colombia.
JESÚS RIAÑO, MEJOR DICHO, JESÚS QUESILLO
No fue fácil. Pisar Bogotá teniendo orígenes venezolanos se ha convertido en una pesadilla para muchos. A pesar de lo que los une, ciudadanos de ambos países se empeñan en retarse a través de miradas, actitudes, competencias, estereotipos y prejuicios que terminan convirtiéndose en un problema.
Pero Jesús siempre tuvo claro su objetivo: trabajar. En lo que sea, donde sea, hasta la hora que sea, como sea.
Habiendo probado suerte y con creciente interés desde su adolescencia en el comercio, intentó irse por esa rama. En Venezuela, tanteando el terreno, no le fue mal. Colombia, sin embargo, no le abrió las puertas tan fácilmente en el área. Pasaron los días y sin dejar de buscar opciones, consiguió su primer trabajo como auxiliar de cocina en un restaurante.
De alguna manera, siempre volvía a la cocina. «La vida estaba tratando de decirme lo que debía hacer, pero yo no estaba escuchando. Tuvo que pasar un año para, finalmente, decidir emprender. ¿Y por qué no arrancar elaborando los quesillos que le había enseñado a hacer su padre?
Y así lo hizo. Siete meses después de haber emigrado, tuvo su primer puestico en la localidad de Suba, la que en ese momento era su casa.
Solo uno le bastó, en aquel momento, para salir a la calle y darse a conocer como en Caracas. Replicaría aquel éxito que veía de pequeño en un nuevo país, costara lo que costara y a pesar de que, en un principio, no le salían nada bien las mezclas, recuerda.
«El calor no fue suficiente, las ollas no eran las correctas, los ingredientes no eran de la calidad que buscábamos… Pero eso no me detuvo para crear una versión mejorada de lo que en Colombia conocen como ‘leche asada», dice.
EL ANTES Y EL DESPUÉS
Su popularidad subió como la espuma en un santiamén, razón por la cual tuvo que darse de baja de su trabajo en el restaurante y dedicarse por completo a la elaboración de quesillos tradicionales con sello venezolano basados en una receta familiar.
Fue tanta la demanda que la cocina de su casa, que funcionaba como centro de producción, se hizo pequeña. Comenzó preparando 3 o 4 bandejas de quesillos al día, es decir, entre 40 y 50 pedazos (dependiendo del tamaño, grandes de hasta 10 cm y pequeños de hasta 4). Y no quedaban ni las sobras, sino puro caramelo derretido adornando las vaseras.
Pasó un año y llegó a tener operando hasta 30 carritos en el área metropolitana de Bogotá, donde 30 familias, un 90% venezolanas, se beneficiaban del negocio.
Pero llegó la pandemia. Como consecuencia, quebró.
Para subsistir y mantener a sus dos hijas, de 5 y 8 años, intentó cambiar de rubro y abrirse camino vendiendo accesorio de celulares y otros dispositivos. No funcionó porque en su mente seguía dándole vueltas el éxito de su quesillo.
En 2021 entonces, y a pesar de que su economía no era la mejor, decidió levantar de nuevo el negocio. Jesús Quesillo estaba de vuelta, pero entraría a la ecuación una herramienta que se convertiría en su aliada y que le daría un vuelco a su negocio. Así pues, las redes sociales fueron su principal impulso, acompañado de un gran amigo humorista Orlando Jerez, mejor conocido como @Triplepapitodelarisa. Fue quien le enseñó cómo moverse en el mundo digital, un universo desconocido para Riaño hasta la fecha.
«Cuando lo acompañaba en sus stand up, grababa y entendía cómo funcionaban las cosas en TikTok e Instagram, por ejemplo. Ya tenía 3 o 4 carritos nuevos funcionando, así que pude acompañar a Jerez en una pequeña gira. Con cada visita que hacíamos, nunca dejé de pensar en crear contenido para mis quesillos. Luego de un tiempo, me aburrí y eso nos trae a 2023, a principios de año, cuando comencé a hacer videos bastante sencillos que, de un momento a otro, se hicieron virales».
Al principio de grababa con su teléfono, pero le resultó complicado y el resultado no era el más estético. Con sus ahorros, invirtió en una GoPro que se colocó en el pecho imitando las cámaras de seguridad policiales, y ahí obtuvo lo que esperaba. Eso se convirtió en videos y fotos no de cientos sinos de millones de visualizaciones en Colombia, Venezuela y alrededor del mundo.
EL QUESILLO PERFECTO
Para Jesús Quesillo no hay un quesillo perfecto. Cada quién tiene su receta y la adapta a su manera. «Yo hice la mía, siempre inspirándome en mi padre y me empezó a ir bien».
Sin embargo, es bastante estricto siguiendo su fórmula. «El resultado siempre debe ser un quesillo color miel tirando a café», indica.
Cuenta que lo primero que debe prepararse es el caramelo, siempre en una olla completamente seca, algo que se logra con el calor de la estufa. Solo se hace con granos de azúcar, nada más, reitera.
Para la mezcla, lo más cercano a la perfección en sabor y textura se logra con leche condensada de calidad, vainilla –mejor si es natural-, leche en polvo, huevos, agua y más azúcar. «Nada más».
«Los huevos se licuan con la leche condensada primero. Siempre aparte de lo demás», enfatiza. «Y no hay que batirlos mucho para que al final le queden huequitos. Por otro lado, el agua debe mezclarse con la leche en polvo. Luego que ambas mezclas estén listas es que procedemos a verter todo en la olla de la preparación que ya debe tener sus paredes y el fondo llenos de caramelo», indica.
«Todo debe cocinarse en baño de maría y colocándole, antes de la tapa, un papel aluminio para sellar sabores y dejar afuera posibles olores que se generen con los vapores del baño. Se hacen al anochecer y trabajamos también en la madrugada. Para que esté listo se necesitan 2 horas y media más 4 ó 5 horas de reposo».
Finalmente, sobre si hay un ingrediente secreto donde, probablemente, radique el éxito de sus quesillos, Jesús afirma que sí, y se siente cómodo al compartirlo: «El toque mágico se lo da el ron venezolano Cacique».
NO MÁS CARRITOS
Al no darse abasto con la producción de sus quesillos, Jesús Riaño entendió que debía abrir una tienda. Estaba reacio, expresa; el dinero aún no abundaba, sobre todo porque debía invertirlo de nuevo en permisos, materiales, ingredientes, entre otras cosas. Había otras prioridades, pero la necesidad de más espacio era latente. La decisión fue la mejor, tanto que ese espacio funciona también como casa de producción.
«Si antes vendía 3, 4 ó 5 bandejas, ahora son entre 10 ó 20 diarias. Y hasta me he quedado sin poder vender a clientes porque a veces se nos acaba en menos de lo que canta un gallo», rescata.
Actualmente, Jesús Quesillo está ubicada en el barrio La Base, en Cali. «Nos mudamos desde Bogotá para hacer borrón y cuenta nueva tras lo ocurrido con la pandemia. Pero seguimos visitando ciudades de Colombia para dar a conocer aún más nuestro producto», asegura. Destaca que, de hecho, su video con más visualizaciones (27 millones en TikTok) fue grabado en Bucaramanga, donde también tiene algunos cochecitos quesilleros.
Al día de hoy, la marca tiene 12 vendedores trabajando en la fábrica y 12 carritos operativos en el país.
PRECIOS
Lo que también hace el producto de Jesús Quesillo un éxito tan especial es el tamaño. «Los pedazos miden entre 8 y 10 cm de altura; no es la contextura, el sabor o el color. Eso es secundario, aunque igual de importante. Pero el tamaño es lo que se lleva la batuta».
Un pedazo de los más grandes cuesta 10.000 pesos (2,51 dólares) y el pequeño 5.000 ($1,25).
Adicionalmente, también en redes sociales, se pudo apreciar que el muchacho habría llevado su popular carrito, incluso, a la ciudad árabe de Abu Dhabi.
En los audiovisuales se muestra la expresión de satisfacción de un grupo de residentes cuando prueban por primera vez el quesillo venezolano.
@jesusquesillo #jesusquesillo #jesusquesillos #venezuela?? ♬ sonido original – Jesus quesillo
¿Y TÚ QUE OPINAS DEL ÉXITO DE JESUS QUESILLO?
¿Qué te parece la historia de éxito de Jesús Quesillo? ¿Has probado alguna vez un quesillo venezolano? ¿Crees que las redes sociales son clave para el éxito de un negocio? ¿Qué opinas sobre emprender en el extranjero? ¿Conoces otros casos de venezolanos que han triunfado en el exterior? Gracias por tu atención y por tu participación.
Espero que hayas disfrutado de este contenido y que vuelvas pronto. Hasta la próxima.
Redacción de rdndigital.com
con información de caraotadigital.net
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