La ouija desata histeria colectiva en una escuela5 min read

Un hecho insólito y escalofriante ocurrió en una escuela de Perú, donde 36 estudiantes convulsionaron y contagiaron a otros después de jugar a la ouija. El suceso, que ha sido calificado como un caso de histeria colectiva, ha causado conmoción y temor entre los alumnos, los padres y las autoridades.

La ouija es un tablero con letras, números y símbolos que se usa para comunicarse con los espíritus. Según los testimonios de los estudiantes, ellos decidieron jugar a la ouija durante el recreo, usando una aplicación en sus celulares. Sin embargo, lo que empezó como una diversión se convirtió en una pesadilla.

Los alumnos que jugaron a la ouija empezaron a presentar síntomas extraños, como convulsiones, gritos, llanto y desmayos. Algunos decían ver sombras y sentir presencias malignas. Otros afirmaban que estaban poseídos por espíritus o demonios. El pánico se apoderó de la escuela y muchos otros estudiantes se vieron afectados por el contagio psicológico.

Los profesores y el personal de la escuela intentaron calmar la situación, pero fue necesario llamar a los bomberos y a la policía para trasladar a los afectados al hospital. Allí fueron atendidos por médicos y psicólogos, quienes descartaron cualquier causa física o química para las convulsiones. Según los expertos, se trató de un fenómeno de histeria colectiva o contagio emocional.

La histeria colectiva es un trastorno psicológico que se produce cuando un grupo de personas experimenta síntomas físicos o mentales similares sin una causa aparente. Se cree que se debe a factores como el estrés, el miedo, la sugestión, la imitación o la creencia compartida. La histeria colectiva puede manifestarse de diversas formas, como risa, llanto, desmayos o convulsiones.

La histeria colectiva suele darse en contextos donde hay una alta presión social o emocional, como las escuelas, las fábricas o las iglesias. También puede estar relacionada con creencias religiosas o paranormales, como la posesión demoníaca o la brujería. Algunos casos famosos de histeria colectiva son las brujas de Salem, el baile de San Vito o el pánico de Orson Welles.

La histeria colectiva suele remitir por sí sola cuando se elimina el factor desencadenante o se aleja a las personas del entorno donde se produjo. Sin embargo, es importante brindar apoyo psicológico a los afectados para ayudarlos a superar el trauma y evitar posibles secuelas. También se recomienda educar a la población sobre los riesgos de jugar con la ouija u otros juegos similares que pueden inducir al miedo o a la sugestión.

Para prevenir la histeria colectiva, es fundamental fomentar un clima de confianza y comunicación entre los miembros de un grupo, así como promover el pensamiento crítico y racional frente a las creencias irracionales o supersticiosas. Asimismo, es conveniente estar atentos a los signos de estrés o ansiedad que puedan afectar a las personas y ofrecerles ayuda profesional si lo necesitan.

La ouija es un juego que consiste en usar un tablero con letras, números y símbolos, y un indicador que se mueve por la acción de los participantes o supuestamente de los espíritus. El objetivo es hacer preguntas y obtener respuestas del más allá. La ouija se originó en el siglo XIX como parte del movimiento espiritista, pero pronto se popularizó como un juego de entretenimiento o de terror.

Sin embargo, la ouija no es un juego inocente ni seguro, sino todo lo contrario. Muchas personas han reportado experiencias negativas o traumáticas al jugar a la ouija, como sentir miedo, angustia, depresión, obsesión o incluso violencia. Algunos creen que la ouija puede abrir puertas a entidades malignas que pueden poseer o dañar a los jugadores. Por eso, la ouija está prohibida en muchos países y religiones.

La ouija es un fenómeno que plantea varios interrogantes y desafíos para la ciencia y la sociedad. Por un lado, se trata de un tema que genera curiosidad y fascinación, pero también miedo y rechazo. Por otro lado, se trata de un tema que involucra aspectos psicológicos, sociológicos, culturales y espirituales, que no son fáciles de explicar o comprender.

La ciencia ha intentado dar respuestas racionales a la ouija, como el efecto ideomotor, que sostiene que el movimiento del indicador se debe a impulsos inconscientes de los participantes. Sin embargo, esta teoría no convence a todos ni explica todos los casos. La sociedad, por su parte, ha intentado regular o controlar el uso de la ouija, mediante leyes, normas o campañas de concientización. Sin embargo, estas medidas no han logrado erradicar ni prevenir el problema.

Redacción de rdndigital.com
con información de noticialdia.com

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