Los secretos de la memoria de los sueños: ¿por qué los olvidamos y cómo recordarlos mejor?7 min read

Todos soñamos cada noche, pero no todos recordamos lo que soñamos. ¿Te ha pasado alguna vez que te despiertas con una sensación de haber tenido un sueño muy intenso, pero no puedes recordar nada de él? ¿O que recuerdas un sueño al despertar, pero lo olvidas al cabo de unos minutos? ¿O que solo recuerdas algunos fragmentos o imágenes sueltas de tus sueños? Si te sientes identificado con alguna de estas situaciones, no estás solo. La mayoría de las personas olvidan la mayor parte de los sueños que tienen, aunque hay algunas que tienen una memoria de los sueños más desarrollada que otras. ¿A qué se debe esto? ¿Qué factores influyen en la memoria de los sueños? ¿Es posible entrenarse para recordar mejor los sueños? ¿Qué beneficios tiene hacerlo?

En este artículo te vamos a revelar los secretos de la memoria de los sueños: por qué los olvidamos y cómo recordarlos mejor. Sigue leyendo y descubre cómo mejorar tu relación con el mundo onírico.

Los sueños son experiencias mentales que ocurren durante el sueño, especialmente durante la fase conocida como movimiento ocular rápido (MOR o REM por sus siglas en inglés). En esta fase, el cerebro está muy activo y genera imágenes, sonidos, emociones y sensaciones que conforman los sueños.

Los sueños pueden tener diferentes contenidos, desde escenas cotidianas hasta situaciones fantásticas o absurdas. Los sueños pueden reflejar nuestros deseos, miedos, preocupaciones o recuerdos, o pueden ser totalmente aleatorios e incoherentes. Pueden ser agradables, neutros o desagradables (pesadillas).

Los sueños ocurren cada 90 minutos aproximadamente y se alargan a medida que avanza la noche. El primer ciclo de sueño MOR dura solo unos minutos, pero el último puede durar hasta una hora. Por eso, es más probable recordar los sueños que tenemos al final de la noche, justo antes de despertarnos.

La razón principal por la que olvidamos los sueños es porque no los almacenamos en la memoria a largo plazo. La memoria a largo plazo es la que nos permite recordar hechos, datos o experiencias que han ocurrido hace tiempo. Para que algo pase a la memoria a largo plazo, tiene que ser relevante, significativo o repetido.

Sin embargo, cuando soñamos, las áreas del cerebro encargadas de transferir la información a la memoria a largo plazo están inhibidas. Esto se debe a que el cerebro está ocupado consolidando otras memorias más importantes que hemos adquirido durante el día. Además, las áreas de memoria a corto plazo, que retienen la información por unos segundos o minutos, también están activas durante el sueño MOR.

Esto significa que para recordar un sueño tenemos que despertarnos durante o justo después del sueño MOR. Si no lo hacemos, el sueño se borrará de nuestra mente como si nunca hubiera existido. Y si lo hacemos, tendremos que hacer un esfuerzo consciente para fijarlo en nuestra memoria antes de que se desvanezca.

Aunque olvidar los sueños es algo natural y normal, hay algunas personas que tienen una mayor facilidad para recordarlos que otras. Esto se debe a varios factores, como el género, la edad, la personalidad o el interés por los sueños. Las mujeres suelen recordar más los sueños que los hombres; los jóvenes más que los mayores; las personas más abiertas y creativas más que las cerradas y racionales; y las personas más interesadas y motivadas por los sueños más que las indiferentes o escépticas.

Además de estos factores, hay algunas estrategias que podemos seguir para mejorar nuestra memoria de los sueños. Algunas de ellas son:

• Dormir lo suficiente. Como hemos visto, los sueños más largos y vívidos ocurren al final de la noche, por lo que si dormimos pocas horas nos perderemos la mayor parte de ellos. Lo ideal es dormir entre 7 y 9 horas cada noche, según las necesidades de cada persona.
• Mantener un horario regular de sueño. Acostarse y levantarse a la misma hora todos los días ayuda a regular el ciclo de sueño y a favorecer la aparición de los sueños. También es conveniente evitar las siestas, el alcohol, la cafeína y las pantallas antes de dormir, ya que pueden alterar el sueño y dificultar el recuerdo de los sueños.
• Despertarse de forma natural o con una alarma suave. Si nos despertamos de forma brusca o con un ruido fuerte, podemos interrumpir el sueño MOR y olvidar el sueño que estábamos teniendo. Lo mejor es despertarse de forma gradual o con una alarma que emita un sonido suave y agradable, que no nos sobresalte ni nos estrese.
• Permanecer en la misma posición y repasar el sueño. Al despertarnos, lo primero que debemos hacer es permanecer en la misma posición en la que estábamos durmiendo y repasar mentalmente el sueño que acabamos de tener. Esto nos ayudará a fijar el sueño en nuestra memoria y a evitar que se nos escape al cambiar de postura o al distraernos con otras cosas.
• Escribir o grabar el sueño. Una vez que hayamos repasado el sueño en nuestra mente, debemos escribirlo o grabarlo lo antes posible. Podemos usar un cuaderno, un diario, una aplicación o un dispositivo de grabación para hacerlo. Lo importante es ser lo más detallado posible y no omitir ningún aspecto del sueño, por insignificante que parezca.
• Llevar un registro de los sueños. Si queremos mejorar nuestra memoria de los sueños, es conveniente llevar un registro de ellos a lo largo del tiempo. Podemos anotar la fecha, la hora, el lugar, los personajes, las acciones, los objetos, los colores, los sonidos, las emociones y los significados que le atribuimos a cada sueño. Esto nos permitirá observar patrones, tendencias y cambios en nuestros sueños.

Recordar los sueños no solo es una forma de ejercitar nuestra memoria y nuestra imaginación, sino también una forma de conocernos mejor a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Los sueños son una fuente de información valiosa sobre nuestro estado psicológico, emocional y físico.

Al recordar los sueños podemos:

• Explorar nuestros deseos, miedos, preocupaciones o conflictos internos que no somos capaces de expresar o resolver en la vigilia.
• Descubrir aspectos ocultos o desconocidos de nuestra personalidad, como nuestras fortalezas, debilidades, talentos o potencialidades.
• Encontrar soluciones creativas a problemas o desafíos que nos plantea la vida cotidiana.
• Aprender cosas nuevas o desarrollar habilidades que nos interesan o nos apasionan.
• Experimentar sensaciones placenteras o liberadoras que nos hacen sentir bien o nos ayudan a relajarnos.
• Conectar con nuestra intuición, nuestra espiritualidad o nuestro propósito vital.

Como ves, recordar los sueños tiene muchos beneficios que pueden mejorar nuestra calidad de vida. No obstante, no hay que obsesionarse con recordar todos los sueños ni darles una interpretación literal o rígida. Lo importante es disfrutar del proceso y extraer las enseñanzas que nos aporten.

Los sueños son experiencias mentales que ocurren durante el sueño MOR y que suelen olvidarse al despertar. Esto se debe a que no se almacenan en la memoria a largo plazo, sino en la memoria a corto plazo, que es muy efímera.

Sin embargo, es posible recordar mejor los sueños siguiendo algunas estrategias, como dormir lo suficiente, mantener un horario regular de sueño, despertarse de forma natural o suave, permanecer en la misma posición y repasar el sueño al despertar, escribir o grabar el sueño y llevar un registro de los sueños.

Recordar los sueños puede tener muchos beneficios para nuestro bienestar físico, mental y emocional, ya que nos permiten explorar, descubrir, aprender, experimentar y conectar con nosotros mismos y con el mundo.

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